sábado, 28 de agosto de 2010

Santa Rosa (nuestra regional patrona)



En Breve
Nació en Lima (Perú) el año 1586; cuando vivía en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y de virtud, y, cuando vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo, hizo grandes progresos en el camino de la penitencia y de la contemplación mística. Murió el día 24 de agosto del año 1617.

Biografía
Rosa de Lima, la primera santa americana canonizada, nació de ascendencia española en la capital del Perú en 1586. Sus humildes padres son Gaspar de Flores y María de Oliva.

Aunque la niña fue bautizada con el nombre de Isabel, se la llamaba comúnmente Rosa y ése fue el único nombre que le impuso en la Confirmación el arzobispo de Lima, Santo Toribio. Rosa tomó a Santa Catalina de Siena por modelo, a pesar de la oposición y las burlas de sus padres y amigos. En cierta ocasión, su madre le coronó con una guirnalda de flores para lucirla ante algunas visitas y Rosa se clavó una de las horquillas de la guirnalda en la cabeza, con la intención de hacer penitencia por aquella vanidad, de suerte que tuvo después bastante dificultad en quitársela. Como las gentes alababan frecuentemente su belleza, Rosa solía restregarse la piel con pimienta para desfigurarse y no ser ocasión de tentaciones para nadie.


Santa Rosa de Lima

Una dama le hizo un día ciertos cumplimientos acerca de la suavidad de la piel de sus manos y de la finura de sus dedos; inmediatamente la santa se talló las manos con barro, a consecuencia de lo cual no pudo vestirse por sí misma en un mes. Estas y otras austeridades aún más sorprendentes la prepararon a la lucha contra los peligros exteriores y contra sus propios sentidos. Pero Rosa sabía muy bien que todo ello sería inútil si no desterraba de su corazón todo amor propio, cuya fuente es el orgullo, pues esa pasión es capaz de esconderse aun en la oración y el ayuno. Así pues, se dedicó a atacar el amor propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la voluntad propia.

Aunque era capaz de oponerse a sus padres por una causa justa, jamás los desobedeció ni se apartó de la más escrupulosa obediencia y paciencia en las dificultades y contradicciones.

Rosa tuvo que sufrir enormemente por parte de quienes no la comprendían.

El padre de Rosa fracasó en la explotación de una mina, y la familia se vio en circunstancias económicas difíciles. Rosa trabajaba el día entero en el huerto, cosía una parte de la noche y en esa forma ayudaba al sostenimiento de la familia. La santa estaba contenta con su suerte y jamás hubiese intentado cambiarla, si sus padres no hubiesen querido inducirla a casarse. Rosa luchó contra ellos diez años e hizo voto de virginidad para confirmar su resolución de vivir consagrada al Señor.

Al cabo de esos años, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a Santa Catalina de Siena. A partir de entonces, se recluyó prácticamente en una cabaña que había construido en el huerto. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era lleno de puntas sirviendo así como una corona de espinas. Su amor de Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de El, cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba su alma. Ese fenómeno se manifestaba, sobre todo, cuando la santa se hallaba en presencia del Santísimo Sacramento o cuando en la comunión unía su corazón a la Fuente del Amor.

Extraordinarias pruebas y gracias.

Dios concedió a su sierva gracias extraordinarias, pero también permitió que sufriese durante quince años la persecución de sus amigos y conocidos, en tanto que su alma se veía sumida en la más profunda desolación espiritual.

El demonio la molestaba con violentas tentaciones. El único consejo que supieron darle aquellos a quienes consultó fue que comiese y durmiese más. Más tarde, una comisión de sacerdotes y médicos examinó a la santa y dictaminó que sus experiencias eran realmente sobrenaturales.

Rosa pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, un empleado del gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor".

Dios la llamó a Sí el 24 de agosto de 1617, a los treinta y un años de edad. El capítulo, el senado y otros dignatarios de la ciudad se turnaron para transportar su cuerpo al sepulcro.

El Papa Clemente X la canonizó en 1671.

Aunque no todos pueden imitar algunas de sus prácticas ascéticas, ciertamente nos reta a todos a entregarnos con mas pasión al amado, Jesucristo. Es esa pasión de amor la que nos debe mover a vivir nuestra santidad abrazando nuestra vocación con todo el corazón, ya sea en el mundo, en el desierto o en el claustro.

De los escritos de santa Rosa de Lima.

El salvador levantó la voz y dijo, con incomparable majestad:
"¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación.
Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al
colmo de la gracia. Comprendan que, conforme al acre-
centamiento de los trabajos, se aumenta juntamente la
medida de los carismas. Que nadie se engañe: esta es
la única verdadera escala del paraíso, y fuera de la cruz
no hay camino por donde se pueda subir al cielo!"
Oídas estas palabras, me sobrevino un impetu pode-
roso de ponerme en medio de la plaza para gritar con
grandes clamores, diciendo a todas las personas, de cual-
quier edad, sexo, estado y condición que fuesen:
"Oíd pueblos, oíd, todo género de gentes: de parte de
Cristo y con palabras tomadas de su misma boca, yo os
aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones;
hay necesidad de trabajos y más trabajos, para conse-
guir la participación íntima de la divina naturaleza, la
gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del
alma."
Este mismo estímulo me impulsaba impetuosamente
a predicar la hermosura de la divina gracia, me angus-
tiaba y me hacía sudar y anhelar. Me parecía que ya no
podía el alma detenerse en la cárcel del cuerpo, sino que
se había de romper la prisión y, libre y sola, con más
agilidad se había de ir por el mundo, dando voces:
"¡Oh, si conociesen los mortales qué gran cosa es la
gracia, qué hermosa, qué noble, qué preciosa, cuántas ri-
quezas esconde en sí, cuántos tesoros, cuántos júbilos y
delicias! Sin duda emplearían toda su diligencia, afanes
y desvelos en buscar penas y aflicciones; andarían todos
por el mundo en busca de molestias, enfermedades y
tormentos, en vez de aventuras, por conseguir el tesoro
último de la constancia en el sufrimiento. Nadie se que-
jaría de la cruz ni de los trabajos que le caen en suerte,
si conocieran las balanzas donde se pesan para repartir-
los entre los hombres."

Bibliografía

San Agustin


BIOGRAFÍA DE SAN AGUSTÍN
354-430 AD


Una de las autobiografías más famosas del mundo, las Confesiones de San Agustín, comienza de esta manera: “Grande eres Tu, Oh Señor, digno de alabanza … Tu nos has creado para Ti, Oh Señor, y nuestros corazones estarán errantes hasta que descansen en Ti” (Confesiones, Capítulo 1). Durante mil años, antes de la publicación de la Imitación de Cristo, Confesiones fue el manual más común de la vida espiritual. Dicho libro ha tenido más lectores que cualquiera de las otras obras de San Agustín. El mismo escribió sus Confesiones diez años después de su conversión, y luego de ser sacerdote durante ocho años. En el libro, San Agustín se confiesa con Dios, narrando el escrito dirigido al Señor. San Agustín le admite a Dios: “Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé” (Confesiones, Capítulo 10). Muchos aprenden a través de su autobiografía a acercar sus corazones al corazón de Dios, el único lugar en donde encontrar la verdadera felicidad … ¿Quién fue este ‘pecador que llegó a ser un santo’ en la Iglesia?

Los primeros años

San Agustin nació en Africa del Norte en 354, hijo de Patricio y Santa Mónica. El tuvo un hermano y una hermana, y todos ellos recibieron una educación cristiana. Su hermana llegó a ser abadesa de un convento y poco después de su muerte San Agustín escribió una carta dirigida a su sucesora incluyendo consejos acerca de la futura dirección de la congregación. Esta carta llego a ser posteriormente la base para la “Regla de San Agustín”, en la cual San Agustín es uno de los grandes fundadores de la vida religiosa.

Patricio, el padre de San Agustín fue pagano hasta poco antes de su muerte, lo cual fue una respuesta a las fervientes oraciones de su esposa, Santa Mónica, por su conversión. Ella también oró mucho por la conversión de su entonces caprichoso hijo, San Agustín. San Agustín dejó la escuela cuando tenía diez y seis años, y mientras se encontraba en esta situación se sumergió en ideas paganas, en el teatro, en su propio orgullo y en varios pecados de impureza. Cuando tenía diez y siete años inició una relación con una joven con quien vivió fuera del matrimonio durante aproximadamente catorce años. Aunque no estaban casados, ellos se guardaban mutua fidelidad. Un niño llamado Adeodatus nació de su unión, quien falleció cuando estaba próximo a los veinte años. San Agustín enseñaba gramática y retórica en ese entonces, y era muy admirado y exitoso. Desde los 19 hasta los 28 años, para el profundo pesar de su madre, San Agustín perteneció a la secta herética de los Maniqueos. Entre otras cosas, ellos creían en un Dios del bien y en un Dios del mal, y que solo el espíritu del hombre era bueno, no el cuerpo, ni nada proveniente del mundo material.

La conversión de San Agustín

A través de la poderosa intercesión de su madre Santa Mónica, la gracia triunfó en la vida de San Agustín. El mismo comenzó a asistir y a ser profundamente impactado por los sermones de San Ambrosio en el Cristianismo. Asimismo, leyó la historia de la conversión de un gran orador pagano, además de leer las epístolas de San Pablo, lo cual tuvo un gran efecto en el para orientar su corazón hacia la verdad de la fe Católica. Durante un largo tiempo, San Agustín deseó ser puro, pero el mismo le manifestó a Dios, “Hazme puro … pero aún no” (Confesiones, Capítulo 8). Un día cuando San Agustín estaba en el jardín orando a Dios para que lo ayudara con la pureza, escuchó la voz de un niño cantándole: “Toma y lee; toma y lee” (Confesiones, Capítulo 8). Con ello, el se sintió inspirado a abrir su Biblia al azar, y leyó lo primero que llego a su vista. San Agustín leyó las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos capítulo 13:13-14: “nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos … revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.” Este acontecimiento marcó su vida, y a partir de ese momento en adelante el estuvo firme en su resolución y pudo permanecer casto por el resto de su vida. Esto sucedió en el año 386. Al año siguiente, 387, San Agustín fue bautizado en la fe Católica. Poco después de su bautismo, su madre cayó muy enferma y falleció poco después de cumplir 56 años, cuando San Agustín tenía 33. Ella le manifestó a su hijo que no se preocupara acerca del lugar en donde sería enterrada, sino que solo la recordara siempre que acudiera al altar de Dios. Estas fueron unas palabras preciosas evocadas desde el corazón de una madre que tenía una profunda fe y convicción.

Obispo de Hipona

Luego de la muerte de su madre, San Agustín regresó al Africa. El no deseaba otra cosa sino la vida de un monje – vivir un estilo de vida silencioso y monástico. Sin embargo, el Señor tenía otros planes para el. Un día San Agustín fue a la ciudad de Hipona en Africa, y asistió a una misa. El Obispo, Valerio, quien vio a San Agustín allí y tuvo conocimiento de su reputación por su santidad, habló fervientemente sobre la necesidad de un sacerdote que lo asistiera. La congregación comenzó de esa manera a clamar por la ordenación de San Agustín. Sus plegarias pronto fueron escuchadas. A pesar de las lágrimas de San Agustín, de su resistencia y de sus ruegos en oposición a dicho pedido, el vio en todo esto la voluntad de Dios. Luego dio lugar a su ordenación. Cinco años después fue nombrado Obispo, y durante 34 años dirigió esta diócesis. San Agustín brindó generosamente su tiempo y su talento para las necesidades espirituales y temporales de su rebaño, muchos de los cuales eran gente sencilla e ignorante. El mismo escribió constantemente para refutar las enseñanzas de ese entonces, acudió a varios consejos de obispos en Africa y viajó mucho a fin de predicar el Evangelio. Pronto surgió como una figura destacada del Cristianismo.

El amor de San Agustín hacia la verdad a menudo lo llevo a controversias con diversas herejías. Por ejemplo, las principales herejías contra las cuales habló y escribió fueron las de los Maniqueos, de cuya secta había pertenecido anteriormente; de los cismáticos Donatistas que se habían apartado de la iglesia; y, durante los veinte años restantes de su vida, contra los Pelagianos, que exageraban la función del libre albedrío para hacer caso omiso a la función de la gracia en la salvación de la humanidad. San Agustín escribió mucho acerca de la función de la gracia en nuestra salvación, y más adelante obtuvo el título de doctor de la Iglesia especialmente debido a sus intervenciones con los Pelagianos. En esta línea, el mismo escribió mucho también acerca del pecado original y sus efectos, del bautismo de niños pequeños y de la predestinación.

Escritos

San Agustín fue un escritor prolífico, que escribió más de cien títulos separados. Según lo mencionado anteriormente, San Agustín escribió su famosa autobiografía titulada Confesiones. El mismo escribió además un gran tratado durante un período de 16 años titulado Sobre la Trinidad, meditando sobre este gran misterio de Dios casi diariamente. San Agustín escribió además la Ciudad de Dios, que comenzaba como una simple y breve respuesta a la acusación de los paganos de que el Cristianismo era el responsable de la caída de Roma.

Dicha obra fue escrita entre los años 413-426, y es una de las mejores obras de apologética con respecto a las verdades de la fe Católica. En ella, la ‘ciudad de Dios’ es la Iglesia Católica. La premisa es que los planes de Dios tendrán resultado en la historia en la medida en que las fuerzas organizadas del bien en esta ciudad derroten gradualmente a las fuerzas del orden temporal que hacen la guerra a la voluntad de Dios. Una línea de este libro se puede apreciar a continuación: “Por tanto dos ciudades han sido construidas por dos amores: la ciudad terrenal por el amor del ego hasta la exclusión de Dios; la ciudad celestial por el amor de Dios hasta la exclusión del ego. Una se vanagloria en si mismo, la otra se gloría en el Señor. Una busca la gloria del hombre, la otra encuentra su mayor gloria en el testimonio de la conciencia de Dios” (Ciudad de Dios, Libro 14).


Conclusión de su vida

En 430 San Agustín se enfermó y falleció el 28 de agosto de ese mismo año. Su cuerpo fue enterrado en Hipona, y fue trasladado posteriormente a Pavia, Italia. San Agustín ha sido uno de los más grandes colaboradores de las nuevas ideas en la historia de la Iglesia Católica. El es un ejemplo para todos nosotros – un pecador que se hizo santo y que nos da esperanza a todos. San Agustín es actualmente uno de los treinta y tres doctores de la Iglesia. Su fiesta se celebra el 28 de agosto.


BASILICA DE SAN PIETRO EN EL CIEL D’ORO
(donde se encuentran los restos de San Agustín)

San Pietro en el Ciel d'Oro ("San Pedro en el cielo de oro” en italiano) es una basílica católica romana de los Agustinos en Pavía, Italia. El Papa Benedicto XVI la visito en abril del año 2007. Las primeras novedades que tenemos acerca de esta Basílica datan del año 604. La Basílica no es el edificio original. Sigue a otro que era del estilo cristiano de los principios, con columnas simples y techo de madera. La Basílica actual, de forma Románica-Lombarda, data del siglo doce. La misma fue consagrada por el Papa Inocente II en 1132. Dicha Basílica heredó el nombre de “ciel d’oro” (cielo de oro) debido a que el techo de Madera de la iglesia Cristiana de los principios era decorada con pintura de color dorado. El exterior es simplemente de ladrillos. La Basílica es mencionada por Dante, Petrarca y Boccaccio.

La Basílica cuenta con tres naves. Al final de la nave derecha, el piso del ábside muestra los restos de un mosaico del siglo doce. En la nave izquierda, que aún constituye la construcción original, existen rastros de frescos de los siglos quince y diez y seis. La bóveda majestuosa de la nave central fue reconstruida en 1487 por el arquitecto Giacomo Da Candia de Pavia.

La Iglesia es el lugar de reposo para los restos de San Agustín de Hipona. El presbiterio es dominado por el Arco de mármol de San Agustín, erigido sobre una cripta. Esta es una obra de arte de la escultura Lombarda del siglo catorce. La misma se encuentra decorada con 95 estatuas. En el año 1327, el Papa Juan XXII expidió la bula papal Veneranda Santorum Patrum, en la cual nombra a los Agustinos custodios de la tumba de San Agustín, que fue erigida nuevamente en 1362 y tallada de manera elaborada con escenas de la vida de San Agustín. Dichas escenas incluyen la conversión de San Agustín, su bautismo, los milagros luego de su muerte y el traslado de sus reliquias a Pavia.

Existe además una cripta en la cual se encuentra enterrado Severino Boezio. El alma de su gran cónsul, senador y filósofo es mencionado por Dante en el décimo canto de “il Paradiso.” A la derecha de la cripta yace el cuerpo de Liutprando, rey de los Lombardos. Se lo considero por siempre merecedor del esplendor que aseguró a esta Basílica por transferir las santas reliquias de San Agustín desde Sardinia en el año 724.

Estas reliquias, descubiertas en la cripta en el año 1695, actualmente yacen en una urna de plata al pie del Arco de mármol.

La sacristía de la Basílica es imponente. Con una bóveda acanalada, la misma es rica en decoraciones “grotescas”, atribuidas al siglo diez y seis. Existe también un lienzo del siglo diez y seis que ilustra a San Agustín conversando con San Jerónimo. Los dos altares de mármol son obras del escultor Giovanni Scapolla, oriundo de Pavia. Uno de ellos esta dedicado a Santa Rita, y data del año 1940. El otro, esta dedicado al Sagrado Corazón, y data del año 1963.

El Arca de San Agustín
Se trata de una pequeña descripción enciclopédica de la fe de las virtudes teologales, cardinales y monásticas. Se encuentran representados también algunos episodios de la vida de S. Agustín, el Gran Doctor de la Iglesia: su conversión, bautismo por S. Ambrosio, los milagros, muerte.. 430 d. C. – y el traslado de sus reliquias a Pavía. Detrás del Arca, aparece una porción de mosaico octagonal, de la Catedral de la antigua Hipona, donde Agustín fue Obispo - 395 / 430 d. C. El fresco que cubre la bóveda del ábside remonta al año 1900. En un fondo de falso mosaico dorado domina la figura del Redentor sentado en trono y flanqueado por el Apóstol San Pedro y S. Agustín con su madre Mónica.






PENSAMIENTOS DE SAN AGUSTÍN


“Ama a Dios, y haz lo que quieras.” –Sermón acerca de Juan 1, 7:8.

“Nada conquista excepto la verdad y la victoria de la verdad es el amor.” -Sermones 358, 1. “Victoria veritatis est caritas.”

“El amor es la belleza del alma.”

“Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé. Tú me has llamado, y me has llamado insistentemente, y has suprimido mi sordera. Tu has brillado con luz y has puesto mi ceguera a volar! Tu has emanado fragancia, y me he quedado sin aliento, y he suspirado por ti. Te he conocido, y he tenido hambre y sed de Ti. Tú me has tocado, y he sido encendido por tu paz.” -Confesiones, Capítulo 1.

"¡Oh verdad, verdad, cómo suspiraba ya entonces por ti desde las fibras más íntimas de mi corazón!".

¡Pobre de mí, que me creí apto para el vuelo, abandoné el nido y caí antes de poder volar!".

"La medida del amor es el amor sin medida"

"¿Los hombres salen a hacer turismo para admirar las crestas de los montes, el oleaje de los mares, el copioso curso de los ríos, los movimientos de los astros.Y, sin embargo, pasan de largo de sí mismos".

"No busques que dar. Date a ti mismo".

"Conocerse de verdad a uno mismo no es otra cosa que oir de Dios lo que el piensa de nosotros".

"El hombre bueno es libre, incluso cuando es esclavo".

"Si queréis recibir la vida del Espíritu Santo, conservad la caridad, amad la verdad y desead la unidad para llegar a la eternidad".



ESCRITOS DE SAN AGUSTÍN


Confesiones (segmentos):
¡Tarde te amé, Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad!
A ti, Señor, me manifiesto tal como soy
Cristo murió por todos
Alcancemos la sabiduría eterna

Vida Espiritual
Virtudes Cardinales/morales

De sus sermones
Nueva Creación en Cristo Sermón 8
Sembrad siempre buenas obras Sermón 11
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado Sermón 19
El corazón del justo se gozará en el Señor Sermón 21,1-4
El Señor se ha compadecido de nosotros Sermón 23
Sufre por mis ovejas Sermón 32
Dichosos los que pudieron hospedar al Señor en su propia casa -Sermón 103
Estad siempre alegres en el Señor Sermón 171
La fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo Sermón 185
Seremos saciados con la visión de la Palabra -Sermón 194
Juan era la voz, Cristo es la Palabra Sermón 293
La voz del que clama en el desierto (Sobre la Natividad de S. Juan Bautista)
María dio fe al mensaje divino y concibió por su fe
Cantemos aleluya al Dios bueno que nos libra del mal

Sobre la oración (Carta a Proba)
Que nuestro deseo de la vida eterna se ejercite en la oración
Debemos, en ciertos momentos, amonestarnos a nosotros mismos con la oración vocal
No sabemos pedir lo que nos conviene
El Espíritu intercede por nosotros

Sobre la Ciudad de Dios
En todo lugar ofrecerán incienso a mi nombre y una ofrenda pura

Sobre los mártires
Administró la sangre sagrada de Cristo (Sobre S. Lorenzo)
Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto (San Pedro y San Pablo)
Preciosa es la muerte de los mártires, comprada con el precio de la muerte de Cristo

A los pastores:
Somos cristianos y somos obispos
Los pastores que se apacientan a sí mismos
El ejemplo de Pablo
Que nadie busque su interés, sino el de Jesucristo
Prepárate para las pruebas
Ofrece el alivio de la consolación
Los cristianos débiles
Insiste a tiempo y a destiempo
Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros

De sus comentarios sobre los salmos:
Cantad a Dios con maestría y con júbilo Salmo 32
En Cristo fuimos tentados, en Él vencimos al diablo Salmo 60
Los de fuera, lo quieran o no, son hermanos nuestros (sobre los cristianos separados)
El Señor es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía Salmo 47
No pongamos resistencia a su primera venida, y no temeremos la segunda Salmo 95,14.15
Las promesas de Dios se nos conceden por su Hijo Salmo 109
El Señor Jesucristo es el verdadero Salomón Salmo 126

Comentario sobre Gálatas:
Entendamos la gracia de Dios.
Hasta ver a Cristo formado en vosotros

Sobre el Evangelio de Juan:
Llega una mujer de Samaria a sacar agua #15
El doble precepto de la caridad #17
Cristo es el camino hacia la luz, la verdad y la vida #34
Llegarás a la fuente, verás la luz #35
El mandamiento nuevo #65
Que la fuerza del amor supere el pesar por la muerte #123
Dos vidas #124
La Iglesia está fundada sobre la piedra que confesó Pedro #124,5

Otras obras:
La misma vida se ha manifestado en la carne Tratado sobre la 1 carta de S. Juan
Creer en las Escrituras por la autoridad de la Iglesia Católica
En su libro De Doctrina Christiana expone los principios para la interpretación Bíblica.
Jesucristo es del linaje de David según la carne. Sobre la predestinación
Damos culto a los mártires con un culto de amor y participación
Vicente venció en aquel por quien había sido vencido el mundo


ALGUNOS LIBROS


Confesiones
El espejo de las Sagradas Escrituras
El matrimonio y la concupiscencia
El único Bautismo
La Immortalidad del Alma





BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 9 de enero de 2008
San Agustín (1)


Queridos hermanos y hermanas: Después de las grandes festividades navideñas, quiero volver a las meditaciones sobre los Padres de la Iglesia y hablar hoy del Padre más grande de la Iglesia latina, san Agustín: hombre de pasión y de fe, de altísima inteligencia y de incansable solicitud pastoral. Este gran santo y doctor de la Iglesia a menudo es conocido, al menos de fama, incluso por quienes ignoran el cristianismo o no tienen familiaridad con él, porque dejó una huella profundísima en la vida cultural de Occidente y de todo el mundo.

Por su singular relevancia, san Agustín ejerció una influencia enorme y podría afirmarse, por una parte, que todos los caminos de la literatura latina cristiana llevan a Hipona (hoy Anaba, en la costa de Argelia), lugar donde era obispo; y, por otra, que de esta ciudad del África romana, de la que san Agustín fue obispo desde el año 395 hasta su muerte, en el año 430, parten muchas otras sendas del cristianismo sucesivo y de la misma cultura occidental.

Pocas veces una civilización ha encontrado un espíritu tan grande, capaz de acoger sus valores y de exaltar su riqueza intrínseca, inventando ideas y formas de las que se alimentarían las generaciones posteriores, como subrayó también Pablo VI: «Se puede afirmar que todo el pensamiento de la antigüedad confluye en su obra y que de ella derivan corrientes de pensamiento que empapan toda la tradición doctrinal de los siglos posteriores» (AAS, 62, 1970, p. 426: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 31 de mayo de 1970, p. 10).

San Agustín es, además, el Padre de la Iglesia que ha dejado el mayor número de obras. Su biógrafo, Posidio, dice: parecía imposible que un hombre pudiera escribir tanto durante su vida. En un próximo encuentro hablaremos de estas diversas obras. Hoy nuestra atención se centrará en su vida, que puede reconstruirse a través de sus escritos, y en particular de las Confesiones, su extraordinaria autobiografía espiritual, escrita para alabanza de Dios, que es su obra más famosa. Las Confesiones, precisamente por su atención a la interioridad y a la psicología, constituyen un modelo único en la literatura occidental, y no sólo occidental, incluida la no religiosa, hasta la modernidad. Esta atención a la vida espiritual, al misterio del yo, al misterio de Dios que se esconde en el yo, es algo extraordinario, sin precedentes, y permanece para siempre, por decirlo así, como una "cumbre" espiritual.

Pero, volvamos a su vida. San Agustín nació en Tagaste, en la provincia de Numidia, en el África romana, el 13 de noviembre del año 354. Era hijo de Patricio, un pagano que después fue catecúmeno, y de Mónica, cristiana fervorosa. Esta mujer apasionada, venerada como santa, ejerció en su hijo una enorme influencia y lo educó en la fe cristiana. San Agustín había recibido también la sal, como signo de la acogida en el catecumenado. Y siempre quedó fascinado por la figura de Jesucristo; más aún, dice que siempre amó a Jesús, pero que se alejó cada vez más de la fe eclesial, de la práctica eclesial, como sucede también hoy a muchos jóvenes.

San Agustín tenía también un hermano, Navigio, y una hermana, cuyo nombre desconocemos, la cual, tras quedar viuda, fue superiora de un monasterio femenino. El muchacho, de agudísima inteligencia, recibió una buena educación, aunque no siempre fue un estudiante ejemplar. En cualquier caso, estudió bien la gramática, primero en su ciudad natal y después en Madaura y, a partir del año 370, retórica en Cartago, capital del África romana: llegó a dominar perfectamente el latín, pero no alcanzó el mismo dominio en griego, ni aprendió el púnico, la lengua de sus paisanos.

Precisamente en Cartago san Agustín leyó por primera vez el Hortensius, obra de Cicerón que después se perdió y que se sitúa en el inicio de su camino hacia la conversión. Ese texto ciceroniano despertó en él el amor por la sabiduría, como escribirá, siendo ya obispo, en las Confesiones: «Aquel libro cambió mis aficiones» hasta el punto de que «de repente me pareció vil toda vana esperanza, y con increíble ardor de corazón deseaba la inmortalidad de la sabiduría» (III, 4, 7).

Pero, dado que estaba convencido de que sin Jesús no puede decirse que se ha encontrado efectivamente la verdad, y dado que en ese libro apasionante faltaba ese nombre, al acabar de leerlo comenzó a leer la Escritura, la Biblia. Pero quedó decepcionado, no sólo porque el estilo latino de la traducción de la sagrada Escritura era deficiente, sino también porque el mismo contenido no le pareció satisfactorio. En las narraciones de la Escritura sobre guerras y otras vicisitudes humanas no encontraba la altura de la filosofía, el esplendor de la búsqueda de la verdad, propio de la filosofía. Sin embargo, no quería vivir sin Dios; buscaba una religión que respondiera a su deseo de verdad y también a su deseo de acercarse a Jesús.

De esta manera, cayó en la red de los maniqueos, que se presentaban como cristianos y prometían una religión totalmente racional. Afirmaban que el mundo se divide en dos principios: el bien y el mal. Así se explicaría toda la complejidad de la historia humana. También la moral dualista atraía a san Agustín, pues implicaba una moral muy elevada para los elegidos; quienes, como él, se adherían a esa moral podían llevar una vida mucho más adecuada a la situación de la época, especialmente los jóvenes.

Por tanto, se hizo maniqueo, convencido en ese momento de que había encontrado la síntesis entre racionalidad, búsqueda de la verdad y amor a Jesucristo. Y sacó también una ventaja concreta para su vida: la adhesión a los maniqueos abría fáciles perspectivas de carrera. Adherirse a esa religión, que contaba con muchas personalidades influyentes, le permitía seguir su relación con una mujer y progresar en su carrera. De esa mujer tuvo un hijo, Adeodato, al que quería mucho, muy inteligente, que después estaría presente en su preparación para el bautismo junto al lago de Como, participando en los Diálogos que san Agustín nos dejó. Por desgracia, el muchacho falleció prematuramente.

Cuando tenía alrededor de veinte años, fue profesor de gramática en su ciudad natal, pero pronto regresó a Cartago, donde se convirtió en un brillante y famoso maestro de retórica. Con el paso del tiempo, sin embargo, comenzó a alejarse de la fe de los maniqueos, que le decepcionaron precisamente desde el punto de vista intelectual, pues eran incapaces de resolver sus dudas; se trasladó a Roma y después a Milán, donde residía entonces la corte imperial y donde había obtenido un puesto de prestigio, por recomendación del prefecto de Roma, el pagano Simaco, que era hostil al obispo de Milán, san Ambrosio.

En Milán, san Agustín adquirió la costumbre de escuchar, al inicio con el fin de enriquecer su bagaje retórico, las bellísimas predicaciones del obispo san Ambrosio, que había sido representante del emperador para el norte de Italia. El retórico africano quedó fascinado por la palabra del gran prelado milanés; y no sólo por su retórica. Sobre todo el contenido fue tocando cada vez más su corazón.

El gran problema del Antiguo Testamento, de la falta de belleza retórica y de altura filosófica, se resolvió con las predicaciones de san Ambrosio, gracias a la interpretación tipológica del Antiguo Testamento: san Agustín comprendió que todo el Antiguo Testamento es un camino hacia Jesucristo. De este modo, encontró la clave para comprender la belleza, la profundidad, incluso filosófica, del Antiguo Testamento; y comprendió toda la unidad del misterio de Cristo en la historia, así como la síntesis entre filosofía, racionalidad y fe en el Logos, en Cristo, Verbo eterno, que se hizo carne.

Pronto san Agustín se dio cuenta de que la interpretación alegórica de la Escritura y la filosofía neoplatónica del obispo de Milán le permitían resolver las dificultades intelectuales que, cuando era más joven, en su primer contacto con los textos bíblicos, le habían parecido insuperables.

Así, tras la lectura de los escritos de los filósofos, san Agustín se dedicó a hacer una nueva lectura de la Escritura y sobre todo de las cartas de san Pablo. Por tanto, la conversión al cristianismo, el 15 de agosto del año 386, llegó al final de un largo y agitado camino interior, del que hablaremos en otra catequesis. Se trasladó al campo, al norte de Milán, junto al lago de Como, con su madre Mónica, su hijo Adeodato y un pequeño grupo de amigos, para prepararse al bautismo. Así, a los 32 años, san Agustín fue bautizado por san Ambrosio el 24 de abril del año 387, durante la Vigilia pascual, en la catedral de Milán.

Después del bautismo, san Agustín decidió regresar a África con sus amigos, con la idea de llevar vida en común, al estilo monástico, al servicio de Dios. Pero en Ostia, mientras esperaba para embarcarse, su madre repentinamente se enfermó y poco más tarde murió, destrozando el corazón de su hijo.

Tras regresar finalmente a su patria, el convertido se estableció en Hipona para fundar allí un monasterio. En esa ciudad de la costa africana, a pesar de resistirse, fue ordenado presbítero en el año 391 y comenzó con algunos compañeros la vida monástica en la que pensaba desde hacía bastante tiempo, repartiendo su tiempo entre la oración, el estudio y la predicación. Quería dedicarse sólo al servicio de la verdad; no se sentía llamado a la vida pastoral, pero después comprendió que la llamada de Dios significaba ser pastor entre los demás y así ofrecerles el don de la verdad. En Hipona, cuatro años después, en el año 395, fue consagrado obispo.

Al seguir profundizando en el estudio de las Escrituras y de los textos de la tradición cristiana, san Agustín se convirtió en un obispo ejemplar por su incansable compromiso pastoral: predicaba varias veces a la semana a sus fieles, ayudaba a los pobres y a los huérfanos, cuidaba la formación del clero y la organización de monasterios femeninos y masculinos.

En poco tiempo, el antiguo retórico se convirtió en uno de los exponentes más importantes del cristianismo de esa época: muy activo en el gobierno de su diócesis, también con notables implicaciones civiles, en sus más de 35 años de episcopado, el obispo de Hipona influyó notablemente en la dirección de la Iglesia católica del África romana y, más en general, en el cristianismo de su tiempo, afrontando tendencias religiosas y herejías tenaces y disgregadoras, como el maniqueísmo, el donatismo y el pelagianismo, que ponían en peligro la fe cristiana en el Dios único y rico en misericordia.

Y san Agustín se encomendó a Dios cada día, hasta el final de su vida: afectado por la fiebre mientras la ciudad de Hipona se encontraba asediada desde hacía casi tres meses por los vándalos invasores, como cuenta su amigo Posidio en la Vita Augustini, el obispo pidió que le transcribieran con letras grandes los salmos penitenciales "y pidió que colgaran las hojas en la pared de enfrente, de manera que desde la cama, durante su enfermedad, los podía ver y leer, y lloraba intensamente sin interrupción" (31, 2). Así pasaron los últimos días de la vida de san Agustín, que falleció el 28 de agosto del año 430, sin haber cumplido los 76 años. A sus obras, a su mensaje y a su experiencia interior dedicaremos los próximos encuentros.

Ya estan proximas las festividades de:


Santa Rosa De Lima...Nuestra catedral esta de fiesta acompáñanos con todos los párrocos y parroquias a los novenarios efectuados en nuestra catedral.

domingo, 22 de agosto de 2010

La Virgen Del Valle

La Virgen del Valle

La Virgen del Valle

De acuerdo con la tradición religiosa de nuestro país, la Virgen del Valle es considerada como la patrona del oriente de Venezuela, siendo venerada con especial devoción en la isla de Margarita. Cada 8 de septiembre se celebra su día, fecha en la que acuden miles de peregrinos a venerarla en su santuario ubicado en el Valle de Margarita, cerca de Porlamar. Las festividades duran varios días y, en cada uno de ellos, la Virgen luce un bello traje diseñado con las telas suministradas por sus devotos.

En los inicios de la conquista los españoles fundaron en la isla de Cubagua, la ciudad de Nueva Cádiz. En poco tiempo dicha ciudad creció vertiginosamente derivado de la extracción de perlas que abundaban en sus mares. Durante este período los habitantes de Nueva Cádiz encargaron a España una imagen de la Inmaculada Concepción para poner la ciudad bajo su protección. La imagen llegó a Cubagua en el año 1530, pero pocos años después, el 25 de diciembre de 1541, un huracán arrasó Nueva Cádiz y con ella la iglesia donde estaba la imagen de la Virgen. Al salvarse milagrosamente la imagen de la Virgen, los pobladores de Cubagua decidieron ponerla salvo de nuevos cataclismos, llevándola en 1542 a una hacienda en El Valle de la Isla de Margarita, donde le construyeron una pequeña ermita. Con el paso del tiempo el lugar dio el nombre a la imagen, que comenzó a llamarse la Virgen del Valle.

Iglesia de la Virgen del Valle en Margarita
Iglesia de la Virgen del Valle en Margarita

En el año de 1608, la isla de Margarita experimentó una gran sequía. Por tal motivo, los margariteños decidieron sacar la Virgen y llevarla en procesión hasta la Asunción. De acuerdo con los testimonios que se tienen de la época, en el momento en que la procesión llegó a esta ciudad, el cielo se ennegreció y pronto comenzó a precipitarse una fuerte lluvia sobre toda la isla. Además del relato anterior, existen varias leyendas sobre la Virgen del Valle. Según una de éstas, la imagen de la Virgen fue pintada por los ángeles que se la llevaron a los indios para que ella los protegiera de los abusos de los conquistadores. Unos guaiqueríes la encontraron sobre unos matorrales y se la llevaron a Palguarime para construirle allí una capilla. No obstante, al poco tiempo la Virgen apareció nuevamente en el sitio donde se le había encontrado. Finalmente, los indígenas entendieron que era allí donde quería la Virgen ser venerada y le construyeron una capilla que con el tiempo, se habría de transformar en el santuario de hoy. Según otra leyenda, la Virgen estuvo al lado de los patriotas en la batalla de Matasiete, durante la guerra de Independencia. En este sentido, ella animaba a los patriotas y curaba sus heridas, por lo que también se le conoce como la Virgen Patriota.

Vitral en la iglesia del valle

Vitral en la iglesia del valle

La Virgen del Valle es también conocida como la Patrona de los marineros, que la llaman en oriente "la más tierna y dulce de las madres" y siempre la invocan antes de zarpar o lanzar la red. Según otra leyenda, un pescador llamado Domingo estaba buscando perlas en el fondo del mar y pisó una enorme raya que le hincó su púa. Como consecuencia de esto, la pierna se le ulceró y los médicos opinaron que había que amputarla para salvarle la vida. Ante estas circunstancias la esposa de Domingo fue a pedirle con mucha fe a la Virgen del Valle por la salud de éste. Al poco tiempo el pescador sanó de manera milagrosa, por lo que le prometió que en pago le ofrecería la primera perla que consiguiera. Fue al mar y al abrir una ostra, halló una perla que reproducía con asombrosa fidelidad la forma de su pierna y hasta el rastro de su cicatriz. Un hecho que de alguna manera confirma este asombroso relato, es que la perla que encontró Domingo se puede observar en el museo del santuario, junto con numerosos objetos de oro, plata y piedras preciosas que le han regalado a la Virgen en pago de milagros concedidos.

Preguntas y respuestas a los hermanos separados

Respuestas...
María, ¿Será cierto que tuvo más hijos?
María, ¿Será cierto que tuvo más hijos?
Por Martin Zavala M.P.D.
Pregunta un lector:
Sres. Misioneros de la Palabra: Yo solamente quiero saber lo siguiente: ¿Es cierto que la Biblia dice que Maria tuvo más hijos y que no fue virgen? Tengo muchos amigos y familiares protestantes que constantemente me dicen eso.
¿Cómo puedo responderles?
Respuesta
Saludos Rosario y gracias por llamarnos. He aquí la respuesta a tu pregunta sobre: "La Virgen Maria"
Estudiemos atentamente la Biblia sobre este tema y vayamos dando respuesta desde lo más sencillo hasta lo más profundo.
1.- En la Biblia No existen las palabras 'hijos de María'.
Es increíble que mucha gente lo diga con tanta facilidad y resulta que ninguna Biblia, en ningún idioma, en ninguna versión usa el plural «hijos de Maria». Siempre, en todas las Biblias del mundo, se habla en singular: "el Hijo de Maria". Afirmar que la Biblia dice "hijos de Maria" es un tremendo error fruto del desconocimiento de la Sagrada Escritura o de querer sacar cosas que la Palabra de Dios no enseña. Ni modo, pero hay muchos 'hermanos' que leen mucho la Biblia pero la conocen muy poco.
Muchas veces cuando alguien nos escribe, nos llama por teléfono o en el radio, le preguntamos que si nos puede dar una sola cita donde diga "hijos de Maria" y nunca pueden contestar. Ni podrán, porque no existe. Si alguien no piensa así respetamos su creencia, pero la Biblia es clara en este aspecto. Entonces, si en la Palabra de Dios no dice eso, ¿De dónde sacan algunos que sí tuvo más hijos? Expliquémoslo en el siguiente punto.
2.- La palabra "hermano' significaba tío, primo, esposa, novia, paisano, sobrino, etc.
En realidad el error proviene de que los protestantes cuando leen que en la Biblia dice 'hermanos de Jesús' (Mc 6,1ss) lo interpretan de una manera literal y piensan: ah... si Jesús tuvo hermanos, entonces la Virgen Maria tuvo más hijos.
Esto es una mala interpretación porque la misma Biblia nos enseña que, en aquel tiempo y en aquellos idiomas, la palabra 'hermano'=Aj o 'hermana'=Ajot en hebreo y adelphos en griego no significaban solamente hermano de sangre, sino que era una palabra muy común y también usada para llamarle:
+ al tío y sobrino (Gen 12,5 y Gen 13,8)
+ a la esposa y a la novia (Cant 4,9)
+ al paisano (Hech 7,1-2)
+ al correligionario (1 Cro 15,4-5) etc.
La raíz de la interpretación inadecuada es que hay muchos protestantes que se ponen a leer la Biblia y piensa que las palabras que se escribieron hace 2000 o 3000 años en otros idiomas y otras culturas siempre van a significar lo mismo, lo cual puede llevar a mucha confusión.
Al hacer un estudio con la Biblia en un CD-ROM para computadora comprobamos lo siguiente: En cuestión de segundos podemos saber cuántas veces viene en la Biblia la palabra tío, sobrino, suegra, primo, esposa, abuelo... se sorprenderá y confirmará que 40, 70 ó 90 veces viene la mayoría de ellas, en cambio la palabra hermano viene al menos 1187 veces.
Recuérdelo. Sí usaban esas palabras para el parentesco, pero lo más común era llamarle a todos ellos "hermanos".
Por eso es que en la Sagrada Escritura hay ocasiones donde le dicen a Jesús que lo buscan sus "hermanos" cuando en realidad se trataba solamente de parientes.
Pero... ¿hay algo más que podamos explicar sobre esto? Claro que sí.
3.- El papá del supuesto «hermano de Jesús» no era José sino Alfeo o Zebedeo.
Si Santiago fuera hermano carnal ó de sangre de Jesús, como lo entienden los protestantes (Mc 6,1-3), entonces el papá de él debería ser José. Pues bien, al leer la Palabra de Dios encontramos que Santiago el "hermano del Señor" era un apóstol (Gal 1,19) y al ver la lista de los doce apóstoles no dice que el papá de él sea José sino otra persona. Leámoslo directamente de la Biblia
"Santiago, hijo de Zebedeo…Santiago, hijo de Alfeo"
Mt 10,2-3
Así que ninguno de los dos Santiagos (Jacobo) era hijo de José, y si no son hijos de José, tampoco son hijos de Maria y si no son hijos de Maria por qué andan diciendo eso que no está en la Biblia. Como ves, hermana Rosario, y lo mencionamos anteriormente, se trata más bien de parientes de Jesús.
4.- José No puede ser hijo de José.
Al leer el Evangelio de San Marcos encontramos que el segundo supuesto hermano, después de Santiago, es José.
El protestante rápidamente dirá que eso es así, pero esto es completamente falso por la siguiente razón: Desde aquellos tiempos, y todavía en la actualidad, en esos países de cultura semítica (Israel, Arabia, Egipto, etc) hacen lo contrario a nosotros. En nuestro tiempo es común que si el papá se llama Juan, a uno de sus hijos le pone el mismo nombre, o si se llama Pedro a uno de ellos le pone Pedro. Eso hacemos nosotros hoy en día.
Los judíos hacían y hacen exactamente lo contrario: Nunca le ponen el mismo nombre al hijo. Algo le cambian, cualquier letra, coma ó apóstrofe, pero nunca el mismo nombre. En palabra más sencillas, en la Biblia no hay «juniors». Por eso José, no puede ser hijo de José.
Ni siquiera al hijo de Zacarías le pusieron el mismo nombre, y eso que lo intentaron al ver algo milagroso pasar a su alrededor. Terminaron poniéndole Juan.
En ocasiones cuando nos invitan a programas de Radio les decimos a nuestros hermanos protestantes que nos llamen y nos digan el nombre de un solo judío, en la Biblia, que a su hijo le haya puesto el mismo nombre y nunca nos llaman. Ni nos llamarán, por que eso no existe
5.- En la cruz, al no haber hermanos, Jesús tuvo que dejar a su madre Maria con un discípulo.
Cuando llegó el momento de morir en la cruz, nuestro Señor Jesucristo sabía que tenía que dejar a su madre Maria con alguien, pues José había muerto y también era mal visto que una mujer se quedara sola. Entonces, como no había ningún hermano, se la tuvo que dejar a unos de sus discípulos que fue Juan.:
"… Le dijo al discípulo, eh ahí a tu madre y después a su madre eh allí a tu hijo"
Jn 19,26
¿Qué no habrán leído esto muchos hermanos protestantes que afirman que si tuvo hermanos? Si Jesús tuvo que hacer esto fue precisamente porque no los había.
6.- La palabra "primogénito" tiene un significado cultual, no matemático.
Este es otro de los 'caballitos de batalla' de algunas sectas, pues dicen que si Jesús fue el primogénito entonces hubo un segundo. Dan un significado matemático actual a una palabra que tenía más bien un sentido de relación con el culto. Esto lo podemos comprobar en la Palabra de Dios:
"lo hicieron así porque en la Ley del Señor está escrito todo varón primogénito será consagrado al Señor"
Lc 2,22
Cuando en la Biblia dice que Jesús es el primogénito no está afirmando que hubo un segundo y un tercero, eso es tener demasiada imaginación. Más bien se está hablando que de acuerdo a las leyes religiosas de los judíos él tenía que ser consagrado. A los judíos no les importaba saber si iban a tener otro o no.
Lo que les importaba era cumplir la ley de culto que establecía que todo varón primogénito sería consagrado a Dios.
Hace tiempo platicaba con un hermano evangélico y me comentó que no sabía cómo contestar a los puntos anteriores, que tenía que consultarlo con su pastor. Seguramente que tendrá mucho que consultar...
Por eso ahora hay muchos que dicen: «Bueno, está bien, no tuvo más hijos, pero como Maria y José vivieron como esposos, entonces ella ya no fue virgen y eso sí lo dice la Biblia». Respondamos a esto en el siguiente número.
7.- La palabra "hasta" significa que no pasó nada.
Pues no. Resulta que tampoco en ninguna parte la Sagrada Escritura dice que Maria y José hayan vivido conyugalmente. Lo más cercano y el único pasaje bíblico que usan para pretender afirmar eso, es cuando dice que José no la «conoció hasta que nació Jesús» (Mt 1,25). Y como la palabra 'conocer' también se usaba para hablar de las relaciones matrimoniales entonces los protestantes dicen: «Ya ven, o sea que antes no y después sí hubo algo, porque dice que no la conoció 'hasta' que nació Jesús».
Conociendo un poco de la Biblia es fácil de responder a esto. En primer lugar sí es cierto que la palabra 'conocer' tenía ese significado, pero el error es que la palabra "hasta" no quiere decir que después sí pasó algo, ni en el español de nuestro tiempo, ni en las lenguas bíblicas.
Por ejemplo, si alguien me pregunta a mí que si en mi ciudad de nacimiento han ocurrido terremotos, yo le puedo contestar: "hasta que yo viví allá no pasó nada". Con esto no estoy afirmando que después de que yo me vine si pasó algo y sin embargo usé la palabra 'hasta'.
Igualmente la Biblia dice que:
"Micol, hija de Saúl, no tuvo hijos hasta el día de su muerte"
2 Sam 6,23
¿Acaso tuvo los hijos después de muerta? Claro que no, y se usó la palabra 'hasta'. Sin duda que muchos hermanos separados tienen demasiada imaginación.
8.- La prueba de la Historia.
La Iglesia siempre ha enseñado la Virginidad perpetua de Maria. Esta es una prueba más para los hermanos protestantes que mucho tiempo después inventaron lo de los supuestos hijos:
a) San Ignacio de Antioquía da ya testimonio de esto:
«El príncipe de este mundo ignoró la Virginidad de María y su parto, así como la muerte del Señor: tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios». Año 110~.
c) La liturgia de la Iglesia celebra a María como la 'Aeiparthenos', la 'siempre-virgen Maria'." desde los primeros siglos.
d) María 'fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen durante el embarazo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre' San Agustín Año 450~
e) Esto lo ha reafirmado el magisterio de la Iglesia en muchas ocasiones proclamando la virginidad perpetua de Maria (Concilio IV de Letrán, en 1215). Y modernamente el Concilio Vaticano II. Por esto y dos mil años de historia, siempre hemos creído, dicho y amado a la siempre Virgen Maria.
9.- Un detalle lógico de la Historia.
Si Maria hubiera tenido más hijos, sería lógico que estos se hubieran casado y tenido hijos. Estos últimos hubieran sido nietos de Maria. Para el año 60 ya debería de haber algunos de ellos.
Pues resulta que nunca en ese tiempo, ni a los más herejes se les ocurrió decir eso. Claro que tan grande barbaridad NUNCA se atravieron a decirla porque rápidamente hubieran salido a preguntarle ¿y tú de dónde saliste? Entre ellos se conocían y rápidamente los hubieran desmentido.
Al no haber otros hijos tampoco hubo nietos. A menos que los hubieran clonado...pero no existia la clonacion.
Por eso en dos mil años de historia, y con la Biblia en la mano, siempre hemos creído y dicho la siempre Virgen Maria.
¿Por qué los Católicos “adoran” imágenes? ¿Por qué utilizan imágenes y estatuas, si ésas están prohibidas en la Biblia?
Objeción: ¿Por qué los Católicos “adoran” imágenes? ¿Por qué utilizan imágenes y estatuas, si ésas están prohibidas en la Biblia?
“No te hagas estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses” (Ex. 20, 4-5)
Respuesta: Los Católicos no adoramos imágenes. Las tenemos en nuestros templos, capillas y en nuestros hogares, con respeto y veneración, de la misma manera que en las casas también se conservan y se exponen retratos de personas queridas.
No honramos los materiales de que están hechas las imágenes y estatuas, sino que honramos al santo representado.
La Biblia no prohibe las imágenes ni las estatuas, sino los ídolos. En la cita del Exodo se habla de ídolos y no de imágenes.
No es lo mismo imagen que ídolo. La imagen es un retrato o fotografía de algo o alguien, mientras que un ídolo es un dios de pintura, oro o plata o cualquier otro material.
La Biblia prohíbe los ídolos:
“Allí tendrán que servir a dioses hechos por el hombre, dioses de madera y de piedra, que ni ven ni oyen, ni comen, ni sienten” (Dt. 4, 28).
La Biblia admite las imágenes:
Entre las instrucciones de Yahvé a Moisés para la construcción del Santuario se encuentra ésta, en la que le ordena elaborar estatuas: “Asimismo, harás dos querubines de oro macizo, labrados a martillo, y los pondrás en las extremidades del Lugar de perdón, uno a cada lado” (Ex. 25, 18).
Otra instrucción de Yahvé a Moisés: “Moisés habló por el pueblo y Yahvé le respondió: ‘Haz una serpiente de bronce y ponla en un palo y todo el que la mire sanará’” (Núm. 21, 8).
El templo de Salomón estaba adornado con pinturas de querubines:
“Dentro del lugar santísimo puso dos querubines, hechos de madera de olivo silvestre, de cinco metros de alto ... Salomón cubrió de oro los dos querubines” (1 Re. 6, 23-28).
Y ¿qué decir de los Protestantes que usan imágenes de Jesucristo, de María y de otros personajes bíblicos en sus libros, revistas, videos, etc.? ¿Son ídolos esas imágenes?